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Capella usó a sicarios ilegalmente para desintegrar carteles en Morelos

Sicarios revelaban la forma de operar al encargado de la seguridad en Morelos.

De acuerdo con un reportaje publicado The New York Times, el ex comisionado de seguridad de Morelos, Alberto Capella Ibarra, usó a sicarios que participaron en al menos 100 homicidios como “testigos protegidos” para poder abatir a los cárteles generadores de violencia.

La historia del periódico estadounidense revela que el joven de 22 años fue reclutado y entrenado en la sierra para descuartizar y matar personas, participó en el homicidio de al menos 100.

Alberto Capella, quien estuvo en el cargo de septiembre de 2016 a septiembre de 2018, implementó una estrategia ilegal para tenerlo como “testigo protegido”, ya que no existe este programa en el estado ni el país, fue un “pacto de caballeros”, es decir, un trato con el sicario, dice el reportaje.

El joven reveló que fue reclutado por el cartel Guerreros Unidos, pero la guerra entre cárteles de la droga lo llevó a trabajar para Los Rojos, la organización liderada por Santiago Mazari, detenido el año pasado, donde se dedicó a asesinar a enemigos o posibles informantes de la policía, asimismo reconoció que también asesinó a personas que no tenían ningún vínculo con organizaciones criminales.

El hombre fue detenido en un operativo de la policía morelense y entre sus pertenencias le encontraron un celular con fotos y videos de sus crímenes, lo cual utilizaron para negociar su participación como testigo protegido.

Durante su colaboración ayudó a aclarar crímenes, dar testimonio sobre líderes criminales y plantear pruebas para procesos judiciales, según el reportaje.

El joven sicario fue reclutado en un edificio cercano al penal “Morelos”, donde comenzó a ser visitado por un pastor cristiano.

La estrategia de testigos se amplió y durante un tiempo lograron reclutar a varios jóvenes que confesaban sus violentos crímenes tras cantar alabanzas cristianas.

Tras dos años de operar el esquema, Capella renunció al cargo y aceptó encabezar la policía de Quintana Roo, con lo cual los jóvenes que cooperaron con las autoridades se quedaron sin apoyo y comenzaron a escapar o buscar otras opciones.

El sicario logró escapar cuando se enteró que un fiscal pensaba procesarlo por sus delitos. Poco después, unos hombres armados llegaron al puesto de tacos de su familia y asesinaron a su hermano, quien nunca estuvo involucrado en el narcotráfico.

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