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Familia Apaez Coria lleva 81 años celebrando las posadas

“Empezó hace años, mi papá nos enseñó, empezó en tiempo de Navidad, adornaba con algodón los árboles, después mi hermana comenzó a dar dulces a los niños, de ahí ya poníamos piñatas, mi mamá buscaba padrinos para el niño Jesús, hasta realizar las posadas año con año”, mencionó la señora Teresa Apaez Coria, que por 81 años su familia ha realizado las posadas en su casa, invitando a los vecinos de la colonia Zapata.

Doña Tere, sentada en su sillón y rodeada de las ollas de tamales ya terminados de cocer, mientras en la estufa continúa calentando el ponche, cuenta parte de la historia, que desde hace 81 años dieron inicio, con alegría recordó a doña Viky, a la familia Solís, quienes en años anteriores fueran comerciantes así como parte de esta tradicional posada en la colonia Emiliano Zapata.

En una orilla luce con esplendor su nacimiento, adornado con luces y los animales que no han de faltar, en otra parte de la casa, su hija continúa con los preparativos, sacando platos y cucharas, doña Tere externa que su hermana, Catalina, quien trabajó en el seguro, cubría en una mayor parte los gastos de la posada, sin dejar de lado al resto de sus hermanos ya que también cooperaban, también ponía una piñata de dinero, cuando Catalina enfermó, ya no pudo seguir, “mi comodidad era tocar puertas de los vecinos para que me apoyaran con alguna posada para que no se perdiera”.

Hoy en día, sus hijos se dividen los gastos, algunos ponen los aguinaldos, otros el ponche, los tamales y lo que falte para poder recibir a los peregrinos, más de 300 gentes que gustosos conviven en familia.

“Mi objetivo es que no se muera esta tradición, es muy bonito ver cómo disfrutan los niños sus dulces y sus cacahuates”.

Con tristeza mencionó que sus hermanos ya murieron, quedando ella únicamente de la familia Apaez Coria, pero rodeada de sus hijos y nietos que deberán seguir con esta tradición que deja gran satisfacción y alegría.

“Es bonito ver a los niños cantando y recordar cuando están ya grandes decir yo fuí a sus posadas”.

Doña Tere, llegó con su familia en 1935, su papá era petrolero.

-Sergio Jerónimo-

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